#30 Moebius

 MOEBIUS

 


En el espacio euclidiano un punto no tiene dimensión. Eso es dimensión cero. La unión entre dos puntos cualesquiera en el espació determina una recta que está formada por una sucesión infinita de puntos sin dimensión. Eso es dimensión uno. Largo. La relación de esa recta de dimensión uno con otro punto fuera de ella nos determina un plano. El plano tiene dimensión dos. Largo y ancho. La tercera dimensión surge de la relación de ese plano de dimensión dos con un cuarto punto ubicado fuera de él, por ahí, en el espacio. Dimensión tres. Alto. Luego está el tiempo, es decir, después pero no más tarde.

Moebius, para explicar la infinitud confeccionó una cinta, es decir, un plano de dimensión dos, y unió sus extremos de manera que la cara superior de la cinta continuara por la inferior en la unión de los extremos. Escher la dibujó, en uno de sus grabados, y para darle más claridad, hizo desfilar por ella unas hormigas que, una detrás de la otra, recorren infinitamente ambas caras de la cinta sin superar nunca ningún borde. Y luego está el tiempo.

Escher dibujó también el tiempo, quizás sin saberlo. Las hormigas no son sino una misma hormiga, antes, ahora y después, recorriendo el universo. Es ahí donde, o cuando, yo comprendo que efectivamente ese pasajero despatarrado en su hamaca al lado de su gintónic, encuadrando entre los dedos gordos de sus pies esta isla polarizada, encuadrándome a mí, preguntándose si acaso se mueve, pensando que quizás estuviera mejor aquí que allí, está realmente aquí. Es decir, estoy realmente allí. En la otra cara de la cinta de Moebius, que no es otra que esta misma cara del universo, pero en otro momento.

Yo soy la hormiga de Escher. Atrapado entre las patillas de mis gafas. 

Anterior   Siguiente

Inicio

Comentarios

Si quieres apoyar este blog con 1€

Blogs que enlazan este

Más blogs aquí