Mala leche condensada, una historia de amor hecha añicos no es ni más ni menos que lo que reza su título. Es una historia de amor, tiene bastante mala leche, está condensada en micro-capítulos y está hecha añicos, 45 pedazos concretamente. Trata de supervivencia y de literatura, cosas que suelen ir intrínsecamente unidas y tiene dibujines.
Como es un librillo al que le tengo especial cariño lo voy a regalar, o sea, no; lo que voy a hacer es ir subiendo aquí al blog uno de esos micro-capítulos cada día, o mejor dicho, cada noche, para que se pueda leer de gratis como una novela por entregas. Aunque si no soportáis la tensión y queréis leerlo del tirón lo podéis descargar en formato epub aquí por 1€ de nada.
Antes que me digáis que regalarlo y venderlo al mismo tiempo es una estrategia comercial de mierda os respondo ya que no, que es cojonuda, veréis:
Últimamente estoy procrastinando por encima de mis posibilidades, que son altas, y dejando a un lado la novela que trato de componer, y esta maniobra me permite quitarme del medio el contenido del blog para cuarenta y cinco días y centrarme. Por otra parte es una buena excusa para que vengáis y echéis un minuto leyéndome y disfrutéis de mi exquisitísma prosa aunque sea a cuentagotas y nunca falta el incauto que va y paga. Y, finalmente, de manera subrepticia, por el rabillo del ojo, os cuelo la publicidad subliminal de mis otros libros, que son esos que están aquí a la columna de la derecha y que también están a la venta. Véis que no doy puntada sin hilo.
Pues nada. Sin más preámbulos, os
dejo con el primer micro-capítulo de Mala Leche Condensada, una historia de
amor hecha añicos que empieza...
El título me parece la hostia. Seguiré los capítulos como buen acólito. Gracias, Pachu.
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