#26 ¡Qué raro!

 ¡QUÉ RARO!

 


Todo. Todo era muy raro. En primer lugar el cuentacuentos llevaba callado toda la tarde. No había dicho una palabra desde que llegó. Se había limitado a revolver sin descanso su café bombón y mirar al infinito. Los escritores habían intentado provocarlo sin éxito. Que si la nueva novela de este, que si la antología de aquel, que si no os puedo decir que soy jurado en tal concurso, que si yo jamás te diría que la novela que yo presento es la que va de tal cosa, Que si tómate un gintónic como un paisano, pero nada. El cuentista no reaccionaba. Ni media palabra. Ni siquiera parecía escuchar.

Por otra parte, Carrasposo no había venido ese jueves, lo que no dejaba de ser un inconveniente para el plan de los conspiradores, pero además no era Carrasposo de faltar a los encuentros de los jueves, aunque llevara meses relegado a la mesa de la esquina. Todo era muy raro.

—Debe de estar en Madrid —apuntó uno.

—Madrid lleva cerrada desde el año pasado. No se puede entrar ni salir.

—Pues en Nueva York.

—Nueva York está en guerra.

—Pues en Venecia, que también solía ir.

—Bah. Lo de sus viajes —se mofaba el de los thrillers—, siempre me pareció una fula, para vacilar. Estoy seguro que se queda encerrado en casa, deprimido, y luego nos cuenta sus aventuras inventadas como si fuesen la gran cosa. Que estuvo aquí, que estuvo allá, que estuvo acullá. Oye, cuentista, tú estuviste toda la semana con él. ¿Te dijo algo de ir de viaje?

— ¿Eh? No sé… Sí, algo comentó cuando le hable de mis cuentos. No sé qué de necesitar perentoriamente unas vacaciones.

Anterior   Siguente

Inicio

Comentarios

Publicar un comentario

Si quieres apoyar este blog con 1€

Blogs que enlazan este

Más blogs aquí