Que no cunda el pánico, no me refiero a nuestras publicaciones en Facebook ni a las reseñas generadas por ChatGPT. Es solo una curiosidad.
Se trata de un libro cuyo título original es A General History of the Robberies and Murders of the Most Notorious Pyrates que literalmente traducido nos da; Una Historia General de los robos y asesinatos de los más famosos piratas.
Cuenta de una manera enciclopédica exactamente lo que promete, las vidas y las fechorías de los piratas más conocidos en ese momento, 1724 es su fecha de edición. En efecto ahí aparecen entre otros el Capitán Teach, más conocido como Barbanegra, El Capitán Avery, Bartholomeu Roberts, las famosísimas Anny Bonny y Mary Read y un largo etcétera, descritos con todo lujo de detalles. Se cuentan sus biografías, las rutinas en la mar, los barcos que apresaron, como fueron capturados y llevados ante la justicia y finalmente cómo murieron civilizadamente en la horca y colgados sus restos en el dique de las ejecuciones, entre las marcas de las mareas hasta que se pudrieran sus cuerpos o la mar se los llevase tal como estipulaba la Ley Contra la Piratería. Dejando a un lado las cuestiones de si es peor el castigo que el crimen o si es menos legítimo que el pirata robe a la corona o la corona robe al pueblo, lo verdaderamente interesante de este libro es que, además de sentar toda la cosmogonía pirata tal y como hoy la conocemos; parche en el ojo y pata de madera, a día de hoy, no se sabe a ciencia cierta quién lo escribió.
Originalmente su autoría se atribuye al capitán Charles Johnson, Así aparece en la portada de la primera edición, 1724, publicada por Charles Rivington en Rivington & Co, Londres, pero posteriores estudios confirman que no hubo ningún capitán Charles Johnson al servicio de su majestad en tal periodo. Tampoco se conoce ningún pirata que se atribuyera tal nombre y grado por lo que está totalmente aceptado que se trata de un seudónimo y podemos descartarlo en primer lugar como posible autor. La lista de sospechosos se presenta así infinita pues era práctica habitual en la Gran Bretaña del XVIII publicar bajo seudónimo, prácticamente todos los autores lo hicieron en mayor o menor medida lo que parece que supuso para los estudiosos del tema un auténtico calvario a la hora de atribuir cada obra a su autor. Esta es un ejemplo claro.
En 1923, no obstante, el profesor de literatura inglesa John Robert Moore, atribuye la Historia general de la piratería, a Daniel Defoe, autor en el que está especializado y del que es biógrafo. Cómo no podía ser de otra manera, estalla la polémica en las esferas literarias y desde entonces hay una batalla sesuda y eruditísima sobre si Daniel Defoe sí o si Daniel Defoe no.
Los argumentos a favor son principalmente que Defoe era particularmente aficionado a los seudónimos, se le conocen más de ciento veinte. También el estilo es muy similar, incluso en los relatos que resultaron ser ficticios y dramatizados, y los detalles de los juicios de los que son casos reales son tan precisos y verificables que es innegable que el autor haya estado presente en todos y cada uno de ellos. Defoe era por entonces un escritor de gacetas y panfletos que deambulaba de un diario a otro y es muy posible que asistiera a los juicios de los piratas pues era la moda del momento.
Los argumentos en contra se centran en la circunstancialidad de las alegaciones de Moore, en que el estilo es el característico de la época y en que prácticamente todos los autores coetáneos podrían ser candidatos según esas mismas premisas. A favor, que cualquier otro habría reclamado la autoría pues el libro fue un éxito con varias ediciones en un año, pero solo Defoe que tras dos bancarrotas estaba sumido en deudas y pleitos no lo haría por temor a ser embargado. En contra, que en realidad nadie lo reclamaría por no desvelar su carácter novelístico cuando el principal atractivo del libro era ser un documento de primera mano de un marino veterano. Argumentos a favor y en contra se fueron sucediendo entre estudiosos todos de alta credibilidad.
Ya en este siglo XXI, Arne Bialuschewski, en su ensayo Historia general de la piratería, marzo de 2004, propone un segundo sospechoso que les había pasado desapercibido a los especialistas focalizados en el estilo literario de la obra, Nathaniel Mist. Nathaniel Mist era por aquel entonces, 1724, recordemos, un periodista de gacetas y también editor o librero, el término publisher en ese momento era muy ambiguo. Sería por tanto asiduo de cualquier juicio contra piratas. Había sido además marino en la compañía de las indias occidentales, conocía los barcos, las tareas, los oficios... y tenía, por último, relaciones profesionales con Charles Rivington, de Rivington & co. La editora de la primera edición de nuestro libro misterioso. Su nombre es el que figura en el registro de publicaciones de Su Majestad para ese libro en cuestión. Esto, lejos de despejar dudas tal vez enconó más la discusión entre los nuevos eruditos que arguyen que si Defoe hubiera querido permanecer en el anonimato no iba a ser tan estúpido de registrar el libro a su nombre...
A día de hoy el debate continúa y si queréis haceros con un ejemplar, cosa que recomiendo pues además de curioso es divertido, y de piratas!!! podéis elegir al autor que prefiráis en la portada pues cada editorial entiende el contubernio a su manera.
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