#10. On-Off

 ON-OFF

 


 La madre sociedad. El abandono. El suicida. Sí, las ganas de vivir también tienen su On y su Off. Comenzaba a comprender. El suicida quiere abandonar la sociedad, saltar de ese tren que no sabe a dónde le lleva, pero la madre sociedad se resiste, le sujeta, le arrastra por las vías colgado de ese cordón umbilical que es el subsidio. Así el auxilio le despedaza. On. El abandono, sin embargo, es lo único que puede impedir el suicidio. La madre sociedad suelta al fin a su rebelde hijo, y él, el suicida, sobrevive. Off. No. La madre sociedad nunca suelta. Sentada sobre la cama con los pies colgando se imaginaba al borde de un acantilado. Un riachuelo corriendo allá abajo. On. Pensó en el alegre excursionista que encontrara su cadáver estampado entre las rocas, tarde de campo a tomar por culo. Off. Qué coño le importaba a ella el excursionista. Bajo sus pies no había ningún arroyo sino la fría baldosa de su nueva habitación. Ella no debería estar allí. On. Debería estar sentada al borde de la ventana pero la muy hija de puta no se abría. Off. Quizás se abrieran las de los pisos más altos, esa caída sí provocaría una muerte económica. Entraría eso en el ideario de aquel programa antisuicidios. No, tampoco. Haría falta un foso, harían falta unas arenas movedizas que se tragaran los cuerpos como si jamás hubieran existido. Eso sí entraba en el ideario. Quizás el hueco del ascensor, con altura, discreto. Quién sabe si ese hueco amontonara ya cadáveres igual que la maceta cenicero amontonaba colillas. On. Por lo pronto se tomaría la pastilla de hoy y se resignaría a seguir viviendo. 

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