Lo vengo diciendo desde hace algún tiempo, el meme ha muerto. No daba más explicaciones porque, a decir verdad, no las tenía. Era un simple presentimiento sin ningún tipo de argumentación o base científica. Y lo sigue siendo, o sea, no existe una base científica propiamente dicha que certifique la muerte del meme ni que explique sus causas, lo que hay son indicios, que es una cosa que no llega a conclusión científica pero que sobrepasa ya el simple presentimiento, y eso me basta y me sobra a mí para subirme a una piedra, cual profeta, desbravar a mis anchas sobre el tema y exponer mis personales argumentos. Así que sí, el meme ha muerto, hermanos y hermanas, pero esta vez, voy a explicarme.
Para empezar debemos aclarar el término meme. Lo que conocemos como meme, dentro del fenómeno social de internet, no es más ni menos que un chiste. Un chiste elaborado en una imagen simple, a veces acompañada de un breve texto, sin demasiada preocupación en la elaboración gráfica.El meme no pretende ser creíble ni crear una teoría ni un
bulo, sino ser reflexivo. Es una unidad mínima de comunicación de gran
contenido semántico debido a la intertextualidad referida, por lo general,
dentro de un nicho (para comprender el meme que abre esta entrada es necesario conocer "El Capital", de Karl Marx y haber visto la película "9 to 5" en la que Dolly Parton interpreta a una mujer que trabaja en una oficina de 9 a 5). No hay autor conocido del meme, su autoría no es jamás
reclamada, y este es plagiado y modificado sin miramientos por otros usuarios
para adaptar esa intercontextualidad a su nicho específico. Esa simplicidad le
hacía correr como la pólvora por las redes captando la atención de estudiosos y
publicistas que buscaban los unos el porqué y los otros simplemente la fórmula.
Corría, pero ya no corre, agonizan algunos, otros solo yacen sin vida. El que abre esta entrada, en facebook no se comería ni los mocos.
El meme ha muerto a manos del trol, que era otro personaje nacido de las redes sociales y que ya no se ve, no porque haya desaparecido sino porque ha mutado como buen virus que era. El trol ya no se dedica a ir tocando los cojones aquí y allá como antaño. No, ya no necesitamos moderar los comentarios en nuestros blogs para evitarlo, ya no se cuela en publicaciones que no le incumben para tocar las pelotas y ganar atención. El trol hoy es webmaster, es creador de contenido, el trol tiene una página de facebook, por supuesto, de pago para que los algoritmos le sean propicios, con miles de seguidores que entran a saco voluntariamente a que les trollee y además le agasajan con likes y tequieros y esparcen su estulta palabra allá donde alcancen sus contactos, familiares y amigos. Y si le llevas la contraria, sencillamente, te veta y tú y tus razones desaperecéis. Él ha sido quien ha dado muerte al meme sustituyéndolo por un Niño Jesús hecho de mazorcas, Inteligencia Artificial de por medio, o un robot prehistórico o una pirámide egipcia sumergida en el Lago Ness, para captar la estupidez natural que ha terminado poblando las redes. Ese es su nicho, la estulticia, la gran masa estupidizada e infantiloide que las redes han ido amasando (o amansando), poco a poco, durante veinte años.
La imagen de la izquierda ilustra un artículo que se hizo viral en facebook sobre el nictógrafo de Lewis Carrol. A su derecha el verdadero nictógrafo.
El trol no tenía ni repajolera idea de semiótica ni de semántica ni de semiología pero hoy no le hace falta, lo único que hoy necesita el troll es a chatGPT para que le escriba las estupideces y le genere una imagen acorde, o no, tampoco es necesaria una mínima concordancia entre enunciado e ilustración, a eso hemos llegado. Ni, por descontado, precisa de ninguna intercontextualidad, el trol no se dirige a nadie en concreto y menos a nadie con capacidad crítica. Lo único que el trol quiere es la cifra que el algoritmo le requiere para monetizar su página y le da lo mismo de dónde venga. La estupidez parece ser un gran nicho de mercado, o al menos, eso es lo que están demostrando los números. La muerte del meme significa, o al menos desvela, la muerte del ingenio, de la creatividad, del humor, de la inteligencia colectiva en favor de la monetización del contenido a manos del trol.
Por eso yo he venido a refugiarme al blog, donde el trol no tiene ya ningún interés en entrar y, aquí, en la solitud de blogspot, lloro, me lamento, buu, buu, buu... y rindo los honores al fallecido meme.
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