Sacrificio

 

Creímos que el nuevo Dios no exigía sacrificios, pedíamos y nos era dado, así que comenzamos a adorarle y alabarle por encima de todas las cosas. Transformamos las viejas plegarias en eficientes prompts y deslumbrados con el milagro, con el magnífico espectáculo de la creación espontánea y sin esfuerzo, no dimos importancia a la premura con que también se pudría lo recién creado, queríamos más, teníamos más. Solo había que pedirlo y ahí estaba. No importaban las deformidades ni las aberraciones, el destello de lo impensable eclipsaba lo grotesco. No fue hasta que nuestros propios cuerpos comenzaron a descomponerse al mismo ratio que los restos de aquellos prodigios que yacían por todas partes, olvidaos, obsoletos al instante, muertos de nacimiento, que comprendimos que nosotros éramos los verdaderos sacrificados al nuevo y todopoderoso Dios de lo Inmediato.



Comentarios

  1. No es bueno crear dioses falsos, al final esa avaricia y prisas y todo regalado se paga, con la destrucción del ser humano.

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  2. Las redes sociales nos presionan para mantenernos actualizados pero esa "actualidad" dura solo unos instantes. Como consecuencia surge el estrés.

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