La mariposa multicolor y el blanco corcel

 

Dicen que un día, una mariposa multicolor vino a posarse sobre el hocico de un blanco corcel. El corcel al sentirla, pues son estos animales extremadamente sensibles en esa parte de su anatomía, preguntó; —¿Quién anda ahí?

—¡Venga ya! —respondió la mariposa—. No te hagas como que no me has visto, Lo que pasa es que te dan envidia mis muchos y hermosos colores y tú eres simplemente blanco —a lo que el corcel, o caballo, redarguyó—; ¿Tú qué eres, gilipollas o qué? Has de saber que, en la síntesis sustractiva, el blanco es la suma de todos los colores del espectro, así que soy tan multicolor como tú o más. Y además —añadió—; los caballos tenemos los ojos a los lados de la cabeza y el hocico, precisamente, es nuestro punto ciego. Si quieres que te contemple, pósateme en el culo que ahí sí que te veo bien.

 —Si, hombre, para que me des un rabazo —dijo la mariposa—. En el culo que se te pose tu puta madre—. Y se fue muy indignada a libar algún capullo no sin antes demostrarle su recíproco desprecio; —Asno.

—Mosca.

Y colorín colorado...

—Vivíparo.

—Invertebrada.

...este cuento se me ido de las manos.

—Perisodáctilo.

—Lepidóptera.


 

Comentarios

  1. No me preguntes por qué, pero sin tener nada en contra de las mariposas, le tengo más simpatía al caballo

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  2. Yo al contraro de Cabrónidas, veo una mariposa en casa y llamo a la UME.

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