La bienvenida

 

Por los pelos, por las uñas, por sus indescifrables tatuajes, algunos en partes que no deberían siquiera ser visibles, y sobre todo por su insolente actitud, al comité de bienvenida no le cabía la menor duda de que se hallaba ante una adoradora del demonio, y eso era algo que no estaban dispuestos a tolerar en aquella comunidad. Ella les explicó que adorar no es sino amar sin ser correspondido y que eso no entraba en sus planes, pero que si tuviera que escoger entre Dios y el Diablo se quedaba sin ninguno. No pudieron echar a la deslenguada a la hoguera porque hace ya unos siglos que no se estila así que hubieron de conformarse con tildarla de putilla desvergonzada. Ella respondió con el conocido refrán anti-bulling “Con palos y piedras quebraréis mis huesos, ahora bien, los insultos me la sudan” y se fue meneando el culo escaleras arriba condenando a la comitiva, con ese simple gesto, a consumirse en el fuego eterno del infierno, ellos por lujuria y ellas por envidia. Definitivamente, había de ser una bruja y de las peliagudas.

Nota: Los niños se salvan porque no son admitidos en el infierno, que dan mucha guerra.

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Comentarios

  1. Y es que eso de ser bruja no se le da a cualquier ente sofisticado.


    Un saludo

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    Respuestas
    1. No creas, a veces solo hacen falta un par de hijosdeputa para convertir a cualquier mujer en bruja. Luego se quejan. :))

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  2. Se necesitan más deslenguadas.
    Saludos.

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  3. Debe ser una comunidad de la España profunda. O no tanto.:)

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